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Ser peatón y Adulto Mayor (Testimonio)


Don Mariano Ramírez es un adulto mayor quien nos compartió su experiencia como peatón.

“Tengo 84 años, camino muy frecuentemente por las aceras de San José y para ser sincero todavía no sé cómo no me he muerto en una de esas. Me he tropezado muchísimas veces, gracias a Dios no me he caído de maneras graves, pero sí es muy molesto siempre chocar el pie con algún desnivel o tener que estar viendo el suelo para no caer en un hueco. Se debe tomar en cuenta que la población es cada vez es más vieja y es importante que no se discrimine esta sección tan grande de adultos mayores. Las rampas son de gran importancia, sobretodo cuando tienen agarradera para poder guiarse y apoyarse. Muchas veces las aceras cuentan con una o dos escaleras para “regular” la diferencia de alturas pero creo que se podría solucionar de mejor manera utilizando rampas que interfieren menos con la caminata de los peatones.

En general creo que el país tiene un problema con el mantenimiento de las aceras y las calles porque se desgastan rápidamente. Por más de que traten de arreglarlas en cuestión de unos años ya están nuevamente irregulares, con huecos y zanjas. Los viejitos ya no tenemos la misma energía que antes como para caminar subiendo bien los pies y justamente por eso es que puede ser tan peligroso. En cualquier paso que demos puede haber un desnivel que pegue con el zapato y haga que nos caigamos de cara. A veces, también he visto que no se administra bien el espacio de las aceras, como que en algunas cuadras están bien pero en otras hay casas con jardines atravesados o con espacios de zacate que ha crecido mal y también dificulta el paso del peatón.


La verdad nunca me habían preguntado sobre mi experiencia con las aceras y ahora que lo pienso realmente creo que es un tema muy importante al que no se le da la gravedad que tiene. Como persona de la tercera edad creo que son un gran peligro, pero después de tantos años caminando por las mismas cuadras uno se ha ido acostumbrando y aprendiendo todos esos obstáculos que hay que pasar al caminar. No deberíamos de acostumbrarnos a algo que podría cambiar para que su función sea efectiva completamente y no sólo cada tres o cinco cuadras. No solo para las personas mayores sino para la población en general porque cualquier tropiezo es un gran riesgo y además se le suma el hecho de estar en una zona muy cerca de carros lo que también añade más peligro a cualquier caída o mal movida. “ Mariano Ramirez

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